Apearse
Son las siete de la mañana. El autobús que lleva al centro de Sabadell está a reventar. Parta molestar lo menos posible me coloco en la salida trasera, junto a dos adolescentes que tapan la puerta.
Tres paradas después, una señora cargada con una gran bolsa se aproxima a la salida, la dejo pasar, y pregunta a los muchachos:
-¿Os vais a apear?
-¿Eh?
– Que si os vais a apear.
-¿Qué?
El autobús se detiene, y al abrir sus puertas los chicos se apartan para dejar bajar a la señora. Cuando las puertas ya se han cerrado puedo oír la siguiente conversación:
– ¿Has entendido a la tía esa?
– No, ¿qué decía?
– No sé, no sé qué de apoyar. Si os vais a apoyar, o yo qué sé…
– Madre mía, no se le entendía. Debería ser chilena, o de por ahí…
Me muerdo la lengua y educadamente les pido que me dejen pasar. Me bajo en la próxima.
Ojalá esto fuera un relato de ficción.