De puñetazo Vol. X

Chenoa.

Y por extensión, todo aquel que reivindica su faceta canalla en su labor "artística".

Por fin

El campeonato del mundo del «deporte» del que solo me interesan la primera vuelta y la entrega de premios ha llegado a su fin. Y lo ha hecho de la mejor manera posible: los dos patanes con cara de tonto y iceman que se va a pegar una borrachera de leyenda esta noche.

¿Quién dice que no existe la justicia cósmica?

El post perfecto

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Ni un solo link, oiga.

Enrique Dans en su mundo

A los dos días Enrique Dans ha vuelto a escribir en su blog, por lo que imagino que fue capaz de llegar a su casa por sus propios medios (es de sobras conocida la potencia de su Visa Gold).

Hoy Enrique nos habla sobre un posible escenario en el que diferentes plataformas de videojuegos optaran por utilizar un mismo estándar (y abierto), y nos pone un link de un blog de cnet, y nos cita a Gerhard Florind a través de la página de noticias de la BBC… En fin, que hay personas que pululan por la vida sin enterarse de nada, aún recibiendo auténticas lecciones magistrales. Y es una gran desgracia, porque estas personas son las que configuran el mundo de mierda.

Yo, por mi parte, he decidido que no voy a participar en blogs en los que sólo se publican links. Basta ya de mierda, de blablabla vacío, de generar basura digital.

Y si alguna vez lo he hecho, que Dios me perdone los pecados.

–FIN–

Libros: Miscelánea

Desde que finalizara, no sin sufrimientos, la colosal Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano de Gibbons y de que pidiera su sabio consejo literario, varios libros han pasado por mis manos y mi mesita de noche.

Como mi nivel intelectual es medio tirando a bajo, no tengo ni capacidad ni ganas de reseñar con detalle todos ellos, por lo que he ideado un nuevo sistema más próximo a la revista Quo que al suplemento Babelia. Es lo que hay.

El nuevo sistema consiste en enumerar los títulos, una breve sinopsis y una valoración del 0 al 5. En los comentarios ya me moleran a palos si lo consideran oportuno (no descarto devolverles el golpe).

Los títulos que entran en esta tanda son:

• La democracia en America (T I), de Alexis de Tocqueville. Obra clásica de la ciencia política que ha quedado un poco desfasada gracias al savoir faire de Georgie. Aún no la he terminado. Puntuación: 2/5
• La vida en el antiguo Egipto, de Antonio Pérez Largacha. Amena y divulgativa obra sobre la vida cotidiana de los egipcios. Nada de rollos dinásticos ni enigmas piramidales. Puntuación: 3/5
• Seis piezas fáciles, de Richard Feynman. Antología de una serie de clases magistrales de un genio de la física. En principio, ideal para hacer entender a los legos las fuerzas que rigen el universo. No me enteré de nada. Puntuación: 2/5
• El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon. Un adolescente con el síndrome de Asperger investiga el misterioso asesinato del perro de su vecina. Lo inquietante no será descubrir quién fue, sino por qué. Puntuación: 3/5
• El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Un pijo de Manhattan, traumatizado por la muerte de su hermano, se aburre soberanamente con su vida. Y lo peor de todo es que nos lo explica. Puntuación: 3/5

Actualización: Me olvidé de dos títulos más.

• Excel programming , PeterG. Aitken. Buen libro para empezar a aprender a programar macros de Excel. Puntuación: 4/5
• El libro negro del emprendedor, de Fernando Trias de Bes. Sencillo libro para darte cuenta de lo tonto que eres si piensas que poner un negocio es sinónimo de hacerte rico. Ideal para no arruinarse. Puntuación: 4/5

Radiohead

El esperadísimo nuevo disco de Radiohead, llamado a revolucionar la industria de la música, resulta que es un poco malo (o no tan bueno, según los talibanes del sector).
Por suerte, sus autores decidieron dejar al criterio del cliente el dinero que iban a recibir por vender las copias de sus canciones (porque lo que se venden son copias, no canciones).
En mi caso, decidí pasar primer por el torrent para  escuchar el disco por la face y, si me gustaba, pagar por el un precio razonable siguiendo el conducto habitual. Pero va a ser que no. Esa es la verdadera ventaja de internet, permite ahorrar cantidades ingentes de dinero en material audiovidual que NO MERECE LA PENA.

Y a otra cosa, mariposa .

PD: Como habrán notado, no he podido evitar poner algún que otro link en el post, ya sé que los blogs de links no son de su agrado y los consideran de clase baja intelectual, pero es que no puedo evitarlo. Les prometo que lo hago sin mala intención.

Dudas

Si es que son incorregibles…

Que sí, que es legal.

Internet

Basado en un hecho real.

Enrique Dans actuando en consecuencia

La última mañana que nos teníamos que ver, el cielo de Colonia brillaba como el diamante recién pulido. Me levanté más pronto que nunca, compré el pan más tierno que encontré, y saqué el café que me había regalado Sandro, el que preparo solamente para las grandes ocasiones. Deseaba con todas mis fuerzas que Enrique Dans se fuera con la mejor impresión posible de mí.

–Abel, ya lo he decidido. Tengo que acabar con mi vida.

Por fin Enrique Dans estaba actuando en consecuencia.

–Pero necesito pedirte un favor: tú debes ser quien me ejecute.

Me puse serio de golpe. Me estaba pidiendo que le asesinara. Quizás luego debería pagar por ello.

–No te pongas triste. Piensa que te vas a convertir en un héroe. Y sin escribir una sola línea en la blogosfera.

Visto de esa manera, no era mala idea. Estaba haciendo un gran favor a la inteligencia universal. Mejor dicho, estaba encarnando el papel de justiciero cósmico.

–Iremos al río, al puente de hierro. Allí tan sólo deberás darme el último empujón.

Quien no tenga debilidades, que tire la primera piedra, porque en ese momento empecé a pensar que quizás Enrique Dans no era tan necio como pensaba. Por primera vez le escuchaba crear un escenario nuevo, original, que él diseñaba a medida que lo iba explicando, sin referenciar a nadie ni a nada: él estaba pensando.

–No te preocupes; te dejo una carta firmada en la que expongo mis motivos, por si te la pide alguien. Yo sólo quiero que me acompañes, que estés ahí en mi último momento.

Nos fuimos caminando hacia el río. No estaba lejos, pero era un paseíto. Resultó agradable y relajante porque corría una brisa fresca y el sol nos calentaba la nuca. En todo el camino no nos dijimos nada.

Quién iba a decir que, a última hora, iba a ser el majestuoso Rin quien dictara sentencia. La vía fluvial más transitada de Europa iba a llevarse para siempre al bueno de Enrique Dans.

Caminamos juntos por el puente, por el otro lado, el que siempre está vacío, para evitar preguntas indiscretas. Enrique se subió a la barandilla metálica, y estiró su brazo para darme su último adiós.

–Adiós, amigo; dame tu empujón.

Fui hacia él para cumplir su voluntad, pero tuvo tan mala suerte que su pie derecho resbaló, y antes de que le tocara ya se había precipitado al vacío. Uno, dos, tres, cuatro larguísimos segundos de caída libre, y patapaf, fue a dar con sus huesos en el montón de excrementos que transportaba un carguero que justamente se asomaba en ese momento. Tan sólo alcancé a escuchar un ayyy, y su cuerpo, su vida, y ese maldito barco se fueron río abajo.

Nunca más le volvería a ver.

FIN

No me llamo José Luis

Aunque no se comulgue con sus planteamientos políticos (sin ir más lejos, su opinión sobre los opositores), hay que reconocer que Josep Lluis tiene el don de la palabra.

Sabadell plora II

Dejar a un niño durante cuatro horas en el servicio de «mainaderes» del Ayuntamiento de Sabadell: 300 € al mes.

Salario de una de las «mainaderes» por hora trabajada: Poco más de 4€.

Criticar a Manuel Bustos solamente por su política cultural y urbanística: No tiene precio.

Para todo lo demás: Enrique Dans.

Enrique Dans confesándose

A la mañana siguiente, Enrique Dans se levantó prontísimo, y vino a despertarme a mi habitación.

–Abel, no he pegado ojo en toda la noche. Debo decirte algo.

Me levanté, preparé el desayuno, e intenté crear el ambiente más agradable posible. Pero me temía lo peor.

–Dime, Enrique.
–Abel, eres una persona virtuosa.
–Lo sé; es por mi moral cristiana.
–A la par que inteligente.
–Sí, yo soy un intelectual de verdad.
–Y me has dado todo lo que tienes: no puedo seguir engañándote.

Hizo una pausa, le temblaba la voz. Bajó la mirada.

–Trabajo para la SGAE, y Teddy Bautista es mi patrón.

Desgraciadamente, mis terribles sospechas se acababan de cumplir.

–¡Puto bastardo de mierda! ¡¡Lo sabía!!

Me levanté de la mesa, estiré del mantel con muchísima violencia, y todos los platos y tazas que había encima volaron por los aires. Salí de allí.

Cogí la bici y comencé a pedalear con todas mis fuerzas. Crucé el río, escuché repicar las campanas de la catedral, espanté las palomas, volqué el dinero de la gorra de un músico callejero, y ya no paré hasta llegar a Aachener Weiher. Allí me detuve delante del lago, me senté en el sol, y lloré amargamente. Los patos venían a mí a que les diera de comer.

No volví a casa hasta la noche. Allí estaba Enrique con los ojos rojos y el semblante destrozado. Sólo alcancé a decirle:

–Mañana tiene que acabar todo esto.

Enrique Dans mostrando sus debilidades

Después de una semana en mi casa, creí que le debía decir algo a Enrique. Esperé el momento de la cena.

–Enrique, dime, ¿tu vida cotidiana transcurre normalmente en casa de los otros?

Creo que ya hacía unos días que esperaba esa pregunta, pero no pudo evitar que en el momento en que la escuchó se le torciera el gesto.

–¡Oh Abel! Perdóname, pero soy tan feliz aquí… Mi vida cotidiana es una mierda.
–Lo sé, Enrique, pero eres tú quien debe ponerle remedio.
–Tú eres tan virtuoso… ¡Déjame vivir contigo!

Se me humedecieron los ojos. Era la primera vez que alguien reconocía la ejemplaridad de mi estilo de vida.

–Pienso que debemos ir a dormir –le dije–. Mañana lo veremos con otros ojos.

Recogí la mesa, me lavé los dientes, me puse el pijama y me metí en la cama. Pero antes de cerrar los ojos y caer vencido por la ensoñación, en mi cabeza ya retumbaba con fuerza una contundente frase.

<<NO HAY TREGUA…>>

<<NO HAY TREGUA…>>

<<NO HAY TREGUA…>>

Enrique Dans en el supermercado

–¡Hala, qué barato está todo!

De puñetazo Vol. IX

Ir a comprar a cualquier tienda de ropa puede convertirse en una pesadilla si no llevan consigo unos tapones auditivos.

El sábado pasado, comprar una corbata y unos calcetines casi me supone una cadena perpetua por intento de asesinato en masa. Es por ello que les pido se unan a mi en enviar al cuerno a todas aquellas franquicias de «moda» que abusan de los baffles para inducirnos a la compra y lo único que consiguen es ponernos de mala hostia.

Si tenemos que comprarnos la ropa en el Carrefour, lo haremos. (Al menos allí la música no es atronadora).

Más información en Público.

Inditex, tiembla.

Día de la raza

No solo de 11-S vive el hombre.

Más claro, el agua.

Enrique Dans escribiendo un post en su blog

–Abel, ¿me dejas usar tu ordenador?
–Claro, cómo no.

Enrique Dans se mete en mi habitación y empieza a teclear como un loco. Se comenta que su blog es muy activo e influyente.

A los veinte minutos sale. No parece muy satisfecho.

–¿Cómo ha ido?
–Bueno, ahí estoy, al pie del cañón.
–¿Puedo leerlo?
–Sí, claro, pero no creo que te guste. A la gente como tú no le gustan mis posts.
–Ya será menos.

Y me fui a leerlo.  Hoy Enrique habla sobre un artículo de Adriana Blanco, y ella, a su vez, cita a Dans, a Escolar, a Pérez… Es un círculo vicioso.

–Oye, Enrique, dime: ¿cómo es que tus posts son solamente enlaces a otros posts, pero con líneas y líneas de retórica vacía?
–Es mi trabajo. Hice un curso de verano de «Oratoria para todos» en la Complutense.
–Ya, pero no estás haciendo ningún favor a la blogosfera.
–Bueno… Yo generaría contenido, pero la verdad es que no se me ocurre nada. De todos modos, me va bien así.
–¿Por qué no escribes sobre el buzz de tu blog? Eso sí sería realmente interesante.
–Mmm… No es mala idea, pero quizás no me gustara la conclusión final.
–Entiendo… A mí me pasaría lo mismo.
–Oye, ¿y tú por qué no escribes un blog?
–Uff… Yo no tengo tiempo para eso.

Pero no lo dije muy convencido. Empecé a pensar cómo sería una vida de blogger de primera categoría, recibiendo miles de visitas diarias, cientos de comentarios, decenas de invitaciones para dar charlas en las salas más prestigiosas del mundo blogger… Cuando fui a decirle a Enrique que quizás me lo pensaba, él ya se había esfumado para escribir su siguiente post.

Enrique Dans en tierra de nadie

Enrique Dans salió de mi casa a las 9 de la mañana para comprar una corbata, y no regresó hasta las 10 de la noche.

–¿Cómo ha ido el día?
–Bien… He estado enredando.
–¿Tú no tenías que estar hoy en Hannover?
–Bueno, sí… Pero les he enviado un mensajito, diciéndoles que no podía ir.
–¿Cómo? ¿Has cancelado tu conferencia? ¿Has renunciado a tus 3000 euros?
–Mmm… Me voy a acostar, que estoy muy cansado. Ya mañana hablamos.

Y Enrique Dans se desliza por el pasillo de mi casa como una lombriz.

Argh!

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2. A continuación busque 2girls1cup en Youtube.
3. Compárese con otros cientos de personas.

Enrique Dans buscando su corbata

–Eh, Abel, ¿has visto mi corbata?
–Nops.
–Vaya, no sé dónde la he puesto…
–¿Para qué la quieres?
–Tengo que llevarla siempre. Soy Profesor de Sistemas de Información en el Instituto de Empresa desde el año 1990.
–Ah… ¿y no tienes ningún trabajillo más?
–Emm… no, ¿por qué lo dices?
–No, nada, pero he leído algo en la blogosfera.
–¡Te lo juro por Teddy Bautista que no trabajo en nada más!
–¡Eh!, no tienes que jurarme nada. Yo creo en tu palabra.

Y se fue al centro a comprarse una corbata nueva.